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Soneto en Adolescencia

05.03.2013 09:26

Ya no temo a la muerte traicionera,

ni temo de la vida sus dolores.

Lejos huyó de mí la primavera,

El sol me niega sus ricos fulgores.

 

Forje, en mis ensueños áurea quimera:

La belleza le di de tus primores

Y su gama magia rojiza, era

tu belleza cuajada en sus colores.

 

Una noche de estrellas tachonada,

una noche melancólica y fría,

perdí mi ilusión tan bella y soñada.

 

Entre lágrimas que mi alma vertía,

supe que de otro estás enamorada

y que ¡hay!: Nunca, nunca  serás mía.  

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