Playa, Mar y Amor
El mar,
poderoso gigante verde azul
estaba allí,
esperando por devorar tu cuerpo.
El sol poniente
empezaba a pintar acuarelas
en el cielo.
Tu presencia era
Un prolongado latido
presagiado por mis ansias.
Vino de uvas frescas
pan bendito
para mi hambre de soledades.
Cuánto soñaron
mis sueños adolescentes
con la belleza de una sirena
que colmase mi corazón
encendido en ansias,
en eternales noches,
en las que la pasión
asechaba bajo las cobijas,
en un silencio sin términos.
El mar estaba allí.
Allí tu cuerpo, piel trigueña
labios dulcificados
por bendecidas mieles.
Allí tu piel de diosa pagana.
El crepúsculo estallaba
en desordenados latidos
igual que mis entrañas.
Así soñaba tus besos.
Así soñaba tu amor.
Santa Verónica, Atlántico. Junio de 1992.